La argentina más viral de su generación protagoniza nuestra portada de verano y nos habla de la catarsis personal que ha tenido como resultado Alma (Sony), su último trabajo. Un disco maduro, experimental y en el que dispara, pero sin hacer daño a nadie.

Chándal blanco, gorra, unos cascos inalámbricos y cara de haber dormido poco. Ese es el primer contacto personal que tengo con Nicki Nicole (Rosario, Argentina, 2000). Entra con su equipo directa al camerino a maquillarse y vestirse para la sesión, pero aún está reiniciándose, parece: “¿Podríais traerle un zumo de naranja, un café con leche y un bol con plátano y fresa?”, dice su asistente. Es chiquita (como diría ella misma), un metro y medio escaso (1,45 según ella) y tiene cara de muñeca de porcelana. Sin embargo, al contrario de lo que pudiera parecer, no aparenta fragilidad. En el centro del cuello, muy a la vista, luce un tatuaje que parece una declaración de intenciones, un puñetazo en la mesa. Bullshit (‘gilipolleces’, en inglés), que se hizo a los 18, porque su madre le había prohibido tatuarse antes. Todo un acto de rebeldía al cumplir la mayoría de edad, además de una declaración de intenciones sobre lo que no está dispuesta a aguantar.

nicki nicole nuevo disco alma

Solo hay que escuchar sus canciones para darse cuenta de que, a pesar de su juventud, Nicki no se achanta y llama a las cosas por su nombre. Una personalidad que la ha convertido en una referencia para la generación Z a nivel internacional. Y eso que su carrera es reciente. Despegó en 2019, cuando un tema suyo, Wapo traketero, lo petó en YouTube con cientos de miles de visitas en pocos días. Enseguida, su voz rasgada (la Amy Winehouse argentina) y su forma particular de interpretar hicieron que ocupara su lugar, por pleno derecho, primero en la escena urbana argentina y enseguida más allá. El feat de este tema con el cantante puertorriqueño Lunay ha pasado a la historia por llevarla a aparecer en el show de Jimmy Fallon, ya que ha sido la primera argentina en conseguirlo. Tiene su Bizarrap Session antes que Shakira o el propio Duki, la #13, y ha hecho temas con lo más granado de la música internacional, como Pa mis muchachas (2022), con Christina Aguilera, Becky G y Nathy Peluso, con quienes protagonizó uno de los momentazos de la gala de los Latin Grammy el año pasado.

Sale del camerino un par de horas después, lista para empezar con el shooting. Posa con naturalidad y está pendiente del monitor constantemente, no quiere que se le escape nada. De hecho, en cuanto ve que hay unas cuantas tomas buenas con un look, sugiere pasar al siguiente. Espero a que entre en calor con las fotos y, una vez relajada, le hago la primera pregunta: “Has pasado del anonimato a tener una carrera internacional en cuatro años. ¿No sientes vértigo?”. “Bueno, son cuatro años que pasaron superrápido para mí, pero no te voy a negar que, al principio de mi carrera, con la primera canción que yo saqué y empecé a tener reconocimiento de muchísima gente, sentí ese vértigo de qué va a pasar, cómo va a cambiar mi vida y si puedo cumplir las expectativas de la gente. Porque mucha gente empezó a esperar cosas de mí. Cuando tenía solo tres temas, un álbum, y cuando tenía un álbum, una gira y, obviamente, sentí vértigo. Pero es como esas mariposas de cuando te enamoras, ¿viste? Por suerte fue todo superpositivo y en el camino aprendí un montón de cosas”.

“Cuando llegué a la industria muchas mujeres me hablaron para decirme: ‘Que nadie venga a decirte que estás acá por ningún hombre ni por nada de eso”

Todas a una y una para todas
Nicki es la más pequeña de cuatro hermanos, los demás varones, y según ella uno de los secretos de su éxito es ese, el apoyo incondicional de su familia: “Lo más valioso que aprendí de mi familia, y de mi entorno en general, fueron los valores y entender que eso no te cambia, ¿viste? No sé, hoy estás en un lugar y mañana en otro… Yo sigo siendo la misma persona hoy en día, aunque me vaya superbién en la música, que cuando tenía dieciséis y estaba intentándolo. Como que es la misma Nicki, la misma idea, las mismas metas y las mismas cosas”. Por el camino, eso sí, no todo fue fácil. Sus inicios en el freestyle fueron duros, especialmente por ser mujer. “La verdad es que yo en las batallas me sentía muy incómoda a la hora de competir contra un hombre. Por eso, de chica, intentaba evitarlo y hacer fiesta con mis amigos más que en una competencia, hacer fiesta jodiendo entre nosotros, de chiste, hablando de crear canciones más que de las cosas del otro y esas cosas. Pero cuando llegué a la industria a mí me pasó algo que no me imaginaba, y es que muchas mujeres me hablaron para decirme: ‘Que sepas que tienes un lugar acá y que nosotras estamos hace mucho para que vos estés cómoda. Que nadie venga a decirte que estás acá por ningún hombre ni por nada de eso, porque no es así. Es por tu talento y es por cómo eres por tu identidad, ¿viste?’. Y como que esas cosas se contagian y te ayudan a entender por qué a veces a una misma la confunden. Lo que se valora es el talento y sobre todo el esfuerzo que hay detrás, no solo como mujer, sino como persona”.

“La mayoría del tiempo buscaba no estar sola, estar rodeada de gente para no encontrarme con esas cosas que no me gustaban”

nicki nicole nuevo disco alma

Y seguramente gracias a estos apoyos, seguridad en sí misma no le falta. Su último disco, Alma, el tercero de su carrera tras Recuerdos (2019) y Parte de mí (2021)], podría definirse con una sola palabra: valentía. En primer lugar, porque en él habla abiertamente de lo que está sintiendo en este momento de su vida (parece que rompió su relación con el también cantante Trueno, aunque ninguno de los dos lo ha confirmado). No lo nombra (de hecho nos piden que tratemos el tema con tacto), ni se ensaña con terceras personas, no le hace falta. Simplemente usa su arte como medio sanador, pero en positivo. Ella asegura que este disco habla del triángulo entre alma, corazón y razón, pero la verdad es que, puesto en una balanza, hay más corazón que otra cosa. ¿Qué le pasa conmigo?, con el mallorquín Rels B; Dispara, junto al jovencísimo Milo J o No voy a llorar están hechas a priori con más entrañas que cabeza, pero al pasarlas por el tamiz de la razón y el alma, el resultado es mucho más constructivo (Shakira, toma nota).

nicki nicole en esquire españa

Abierta en canal
Cuando estrenó No voy a llorar escribió en su cuenta de Instagram: “Ya no es saber decir adiós, ya no es saber cuando irse, entender que aunque duela lo mejor es seguir adelante. Me acuerdo de que cuando hice esta canción, la razón, el corazón y el alma luchaban por salvarme de este gran duelo que me marcó como persona y como artista. Hoy en día puedo decir con certeza que cada cierre es un nuevo comienzo, que ya no veo el dolor como un obstáculo, sino como una enseñanza. Espero que ustedes también puedan decir ‘ya no’ y seguir adelante con todas las nuevas oportunidades que les presenta la vida, que puedan entender que no pueden tener el control de todo, pero sí de ustedes mismos y de sus propios sueños, aprender a decir ‘ya no’ es la forma más sincera de amor a uno mismo”. Una declaración rotunda que tuvo cientos de miles de comentarios y a buen seguro hizo mucho bien a los millones de jóvenes y adolescentes que la siguen con atención.

“Aprender a decir ‘ya no’ es la forma más sincera de amor a uno mismo”

Le pregunto si es consciente de lo que influye lo que hace y lo que dice en quienes la siguen. “Yo creo que en la posición en la que estoy hoy, musicalmente hablando y también como artista, hay mucha gente que me sigue y que toma lo que yo digo como un mensaje, como un ejemplo. Por eso siento que tengo que ser muy responsable con lo que digo y también con lo que hago. Porque entiendo que hay gente que separa al artista de la persona, pero no siempre es así. Yo puedo dar un mensaje musical, pero también la gente me ve en lo personal, en mi día a día, en mis redes. Creo que es clave siempre dar un mensaje sano a la gente, porque me sigue gente de muchas edades y también muchos chicos chiquitos”, asegura.

nicki nicole en esquire españa

“Cuando estoy triste por algo que no puedo cambiar, vivo ese estado de ánimo”

Así que cuando le pido que me cuente qué hace cuando tiene un mal día, cuando está triste, para superarlo, me dice: “Yo intento disfrutar las emociones. Antes, cuando estaba triste solía decirme que no, que esto no me podía pasar, que tenía que estar bien. Y no sé cómo, pero eso se empezó a acumular. Así que hoy en día, cuando estoy pasando una etapa en la que sé que estoy triste por algo que no puedo controlar, que no puedo cambiar, vivo ese estado de ánimo, la emoción en sí. También para aprender de eso, ¿viste? Como que me está enseñando a sacarlo fuera. Y cuando estoy feliz, obviamente que también lo vivo a flor de piel, aunque a veces cuando estoy tan feliz, digo: ‘Mmm, ¿por qué estoy tan feliz? ¿Algo malo va a pasar?’ [risas]. No, lo disfruto, lo disfruto mucho”.

Fuego enemigo
Así que, puestos a sacar todo lo que hay dentro de Nicki, le pregunto a bocajarro a qué o quién dispararía ella, como dice en su canción, qué cosas le hacen rebelarse y no soporta: “Bueno, tengo demasiadas… Pero si tengo que elegir una, esta serían las faltas de respeto conscientes. La gente que te falta al respeto con el fin de que vos sepás que valés menos que ellos o que no les gustás. Yo creo que las sacaría ahí del mapa, si pudiera”. Esto me da pie para preguntarle sobre cómo maneja entonces a los haters, porque alguien con la legión de seguidores que tiene Nicki debe de sufrirlos a menudo. “Bueno, la verdad que hoy en día la exposición y el qué dirán son cosas que alejo de mí, porque no es nada personal. Al principio solía tomármelo todo como algo personal, porque no lo entendía. Nunca me había pasado que la gente que no me conociera hablase de mí y que cuando salió la primera canción, todo explotó y mucha gente hablaba, tanto bueno como malo, pero yo me enfocaba en lo malo. Con el tiempo entendí que esas cosas nunca son personales. Siempre es el reflejo de la frustración del otro y que eso a mí no me hace ni menos ni más, ¿entendés? El esfuerzo está igual y que no le guste a una persona está perfecto, pero es solo una opinión. Antes me decían eso y era como: ‘No, listo, no le gustó a esta persona, pues no está bueno, no sé lo que hago’. Las cosas hay que hacerlas para que te gusten a ti y también al resto, pero sin obsesionarse”, asegura.

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“Hay muchos artistas que son colegas míos que la gente no lo sabe, porque no lo muestran en público”

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